Historia del derecho - Guerras Púnicas: Primera Guerra Púnica
Los romanos, después de conquistar la península itálica, habían iniciado un proceso de expansión que irremediablemente los llevó a enfrentarse con Cartago, colonia fenicia (en el actual Túnez, al norte de África), cuya influencia se extendía hasta Sicilia, con posesiones en el sur de Hispania – España – y las islas de Córcega y Cerdeña.
Como potencia marítima, Cartago controlaba el Mediterráneo occidental. En cambio, los romanos no tenían una flota, pero sí un gran ejército.
Se les denominó “Guerras Púnicas” debido a que los romanos llamaban “poeni” o “punos” a los cartagineses. Esta guerra tiene tres etapas claramente establecidas, las que se extendieron por más de un siglo, situación que culminó con la destrucción completa de Cartago.
Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.)
La principal debilidad de los romanos era el poderío naval, situación que complicó su posición durante los primeros años de la guerra, sufriendo varias derrotas. Sin embargo, aprendieron rápidamente y construyeron una flota que les dio la victoria. Cartago hizo la paz, entregándoles las islas de Sicilia, Córcega y Cerdeña.
Sicilia fue la primera provincia de Roma cuya administración fue entregada a un pretor (magistrado romano inferior a un cónsul) y, a continuación, lo hicieron Córcega y Cerdeña.
El general cartaginés Amílcar Barca, para compensar la pérdida sufrida, se apoderó del sur de Hispania. A su muerte, su obra fue continuada por su hijo Aníbal, quien se propuso vengarse de Roma.
Como potencia marítima, Cartago controlaba el Mediterráneo occidental. En cambio, los romanos no tenían una flota, pero sí un gran ejército.
Se les denominó “Guerras Púnicas” debido a que los romanos llamaban “poeni” o “punos” a los cartagineses. Esta guerra tiene tres etapas claramente establecidas, las que se extendieron por más de un siglo, situación que culminó con la destrucción completa de Cartago.
Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.)
La principal debilidad de los romanos era el poderío naval, situación que complicó su posición durante los primeros años de la guerra, sufriendo varias derrotas. Sin embargo, aprendieron rápidamente y construyeron una flota que les dio la victoria. Cartago hizo la paz, entregándoles las islas de Sicilia, Córcega y Cerdeña.
Sicilia fue la primera provincia de Roma cuya administración fue entregada a un pretor (magistrado romano inferior a un cónsul) y, a continuación, lo hicieron Córcega y Cerdeña.
El general cartaginés Amílcar Barca, para compensar la pérdida sufrida, se apoderó del sur de Hispania. A su muerte, su obra fue continuada por su hijo Aníbal, quien se propuso vengarse de Roma.
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